viernes, 22 de abril de 2016

zazen

"Los métodos y las técnicas son necesarios y útiles, pero solo se llega al auténtico Zen pasando por ellos y yendo más allá de los mismos. Existe una enorme tentación de convertir el Zen en una técnica de “cómo-hacer” o en un método mecánico, automático. Algunos enfatizan demasiado el esfuerzo, la disciplina, la concentración, como si por medio de la concentración y el esfuerzo se pudiera llegar a una apertura; pero tal esfuerzo es únicamente una intensificación mayor de la conciencia del ego. El Despertar del Zen supone un caer en la cuenta, y la práctica del Zen entraña un desprenderse y rendirse; es una autotransformación."

"Lo que resulta central en shikantaza o simplemente sentarse es sencillamente eso: simplemente sentarse, estar aquí y ahora, estar presente, dejar pasar y dejar ser. No es cuestión de lograr ningún estado particular de conciencia. Ni tratar de lograr nada, ni intentar no alcanzar nada. Ni metas, ni comparaciones, ni juicios, ni logros. Simplemente estar ahí, presentes, despiertos y enraizados en la atención corporal. Ser con uno mismo, ser uno mismo, ser con todo. En un sentido profundo, el Zazen es conciencia haciéndose consciente de sí misma, la atención descansando en la atención."

"En la concepción de Dogen del solo Zazen, el no pensar se utiliza no tanto en el sentido de trascender como para caer en la cuenta; es sin objeto, sin sujeto, sin forma, sin meta, sin propósito. Pero no es idéntico a una vacuidad, privada de contenido intelectual. Lo que el solo Zazen hace, no es eliminar la inteligencia, sino realizarla. Es más, lo que la inteligencia hace en el solo Zazen es desplegar, en lugar de circunscribir, los misterios de la existencia."

"Ordinariamente, si después de shikantaza uno se siente exhausto, cansado, inquieto, el shikantaza no estuvo bien; tal vez se haya creado tensión al concentrarse, tratando de lograr alguna cosa. Habrá que aprender a partir de la propia experiencia."

"Sentarse en atención pura es sentarse en espaciosidad; es unificarse y ser dueño de sí mismos, abiertos y transparentes. Eso es lo ideal. Pero no hay que apegarse a ese estado ni poner demasiado empeño en alcanzarlo. Ni tratar de reprimir o de suprimir pensamientos. Cada uno es sus pensamientos: emociones, imágenes, ideas, actitudes, juicios y decisiones. Al mismo tiempo, es más que los pensamientos, y no se puede dar uno cuenta sino pasando a través de ellos. Los pensamientos son básicamente las cuestiones que la vida plantea así como las cuestiones que se le plantean a la vida. Es cuestión de sentarse con todas las cuestiones de la vida y que estas se ordenen a la luz de lo que está más allá de los pensamientos."

"Inicialmente, resulta útil “dar nombre” a los pensamientos a medida que estos surgen. Cuando aparece un pensamiento o emoción, mirémoslo, sintámoslo, penetrando en las actitudes y patrones más profundos subyacentes a los mismos, y llamémoslo por su nombre, por ejemplo: preocupación, miedo, ira, sentirse no querido, tener el ego herido, estar impaciente, etc. También ayuda el ver la emoción con perspectiva, dándose cuenta de su diseño y de su historia y de lo que tal vez trate de decirnos."

"A veces, sin embargo, tendremos que decirnos con firmeza “Ya basta” o “No” a la interminable cadena de pensamientos y emociones, particularmente cuando esta supone entregarse con una indulgencia inagotable a sentimientos de autocompasión, culpa, ira, etc. Hemos de ser firmes sin ser duros. Eso supone básicamente tomar algunas decisiones y opciones fundamentales respecto a la propia vida y a las relaciones, elegir y decidirse a favor de lo verdadero y de lo bueno."

"La imagen de sí mismo es un agente activador, un medio hábil; no hay que aferrarse a la imagen en sí. Lo que resulta vital es dejar que la fe y la confianza, el valor y la compasión broten desde lo más profundo del ser. Ese brotar es la función de Bodhicitta, la mente-corazón del Bodhisatva."

"Soltarse y soltar en una suerte de acción en la no-acción. Con todo, existe el riesgo de que eso se convierta en un esfuerzo de la voluntad, una forma sutil de autoafirmación. En ese caso también se hace necesario soltar toda búsqueda, lucha y pretensión para rendirse con fe y confianza ciegas a la propia existencia encarnada."


Arul M. Arokiasamy: ¿Por qué Bodhidharma vino a Occidente?


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“La liberación Zen se alcanza mediante un tipo de percepción y comprensión especiales que penetran hasta la misma raíz de la experiencia”

“Se trata de liberarnos de la influencia del sufrimiento psicológico que hemos ido acumulando en nuestra mente desde el comienzo de los tiempos en nuestra relación con el mundo externo”

“El objetivo del Zen es el de purificar la mente hasta que pueda percibir su propia naturaleza esencial”

“En realidad no es ni fácil ni difícil, ya que no hay nada que pueda añadírsele”

“Si crees que en el Zen existe alguna formulación verbal que transmita algún secreto especial, estás equivocado. Ése no es el Zen verdadero”

“El Zen profundiza y agudiza la inteligencia añadiendo, de ese modo, nuevas dimensiones a la razón y a la intuición, y nos proporciona un tipo de sabiduría, o de conocimiento, mucho más sutil que el del pensamiento conceptual. Este tipo de desarrollo mental no puede ser dado ni recibido”

“La esencia del Zen es extraordinariamente simple”

“Los monjes profesionales, incapaces de distinguir entre obsesión e iluminación, no hacen sino abandonar un grupo social para ingresar en otro. En realidad son tan esclavos como los demás”

“El apego a los conceptos y frases hechas utilizadas tanto en la vida profana como en la religiosa no hace más que dificultar la percepción de la verdad objetiva y el logro de la comprensión”

“Crees que la enseñanza del Zen es incomprensible y como te consideras una persona ordinaria, tomas las palabras de los maestros vulgares como si se trataran de la verdadera Vía, sin atreverte a censurar a esos viejos farsantes. Pero estarías ciego si mantuvieras toda tu vida una actitud tan contraria a la evidencia”

“Si intentas atrapar el Zen en el movimiento, se quedará quieto. Si pretendes alcanzarlo en la quietud, comenzará a moverse. El Zen es como un pez oculto en un arroyo que chapotea en la corriente y se mueve con entera libertad”

“Si tuviera que explicar la raíz del Zen, me quedaría solo aunque estuviera rodeado de quinientas o seiscientas personas. Sin embargo, si comenzara a proferir insensateces, todo el mundo se aprestaría a escucharlas. Es como engañar a un niño ofreciéndole una mano cerrada cuando no hay nada en su interior”

“No memorices mis palabras. Dirige la atención hacia ti mismo. Desde mucho antes de lo que puedas recordar has estado moviéndote en la penumbra. La raíz de tu subjetividad es demasiado profunda para poder arrancarla de un sólo golpe”

“La gente se confunde porque juzga las cosas según sus apariencias y porque la codicia les encierra en círculos viciosos que enturbian su percepción y les hunde en la ignorancia”

“Si te limitas a memorizar consignas serás incapaz de adaptarte con flexibilidad a las situaciones. Aferrarte a la escuela de tu maestro y repetir sus palabras es un tipo de conocimiento intelectual que nada tiene que ver con la iluminación”

“La naturaleza búdica se halla presente en todos los seres vivos como la luna brillante en el cielo nocturno. Son las densas nubes lo único que enturbia su presencia”

“La esencia que contiene todos los sabores constituye la suprema felicidad y es más valiosa que diez mil onzas de oro puro”

“Cuando te sientas confundido, ni mil libros sagrados podrán resolver una sola de tus dudas, pero cuando despiertes a la comprensión, una sola palabra será excesiva”

“El Zen no se transmite mediante la palabra escrita sino de una manera personal por medio del reconocimiento mental”

“Cuando te afiances en el Zen, las distracciones mundanas dejarán de afectarte y tu mente alcanzará la serenidad. Entonces entrarás en la esfera de la iluminación y, aunque te halles en plena actividad, trascenderás el mundo cotidiano”

“La liberación súbita sólo depende de ti. Permanece atento y, algún día, llegarás a experimentar directamente el Zen”



Thomas Cleary:  La esencia del zen. Los textos clásicos de los maestros chinos  (Ed. Kairós)