miércoles, 29 de abril de 2009

liberar la tensión

“La meditación nos hace poner los pies en la tierra, nos pone en contacto con las sensaciones de nuestros cuerpos. Reconocer la realidad de quiénes somos puede ser incómodo, pero la conciencia de uno mismo debe comenzar por aquí. La relajación afloja las tensiones del día. La relajación profunda puede liberar la tensión crónica acumulada durante años. A su vez, esto puede aflojar las emociones reprimidas que dieron lugar a dichas tensiones. Cuando la mente es fuerte y está tranquila, a menudo hace aflorar recuerdos y emociones ocultas, lo que nos permite reconocerlas y tratarlas.”

“Parece un trabajo que cuesta hacer, y en realidad así es. Nos encanta jugar con nuestros pensamientos, perseguir los buenos y pelearnos con los malos. No queremos dejar de lado nuestras preocupaciones y fantasías, por más frustrantes que sean, y sin embargo, está claro que tenemos que deshacernos de esta lucha si queremos relajarnos. Dejar de lado, dejarse ir, puede ser un trabajo difícil.”

“A menudo me preguntan «¿Cuál es la mejor meditación?», pero eso como si me preguntaran cuál es la mejor medicina. Una medicina sólo tiene valor si se ajusta a la persona que la usa, y esto explica por qué hay tantas clases de meditaciones. Si usted prueba unas cuantas, pronto descubrirá si una práctica es adecuada o no, porque será obvio: o le gusta o no le gusta. Haga como los perros que olfatean algo en la calle y confíe en su instinto; si huele bien, cómaselo.”

“Podemos meditar en cualquier postura (sentados, de pie, caminando o acostados) o situación intermedia. Cada postura tiene un efecto mental diferente y no hay una postura concreta que sea «la mejor». Lo que importa no es la postura sino lo que hacemos en ella.”

“Es posible meditar en salas de espera, mientras caminamos, en conferencias. Se puede meditar sobre cosas de belleza, como el cielo, el océano, un arbusto florecido o unos pájaros volando. Se puede meditar en medio de la actividad. Podemos aprender a meditar en diferentes posturas, prescindiendo de una determinada silla, un cojín concreto, una cierta habitación.”

“Nos podemos sentir agotados, enfadados o deprimidos, y sin embargo, pensar que la meditación no sólo es posible, sino que es justo lo que necesitamos. En este punto la meditación se convierte en una práctica continua.”

Normalmente tratamos de ignorar la tensión en lugar de hacerle frente. La tensión es incómoda, pero es fácil bloquearla temporalmente. Podemos hablar, comer, beber, trabajar, mirar la tele o tomarnos una pastilla, pero el monstruo no desaparece porque nos tapemos los ojos con las manos. Un analgésico no cura.”

“Si existe una fórmula mágica para la tensión, es volverse más consciente de uno mismo. La forma más sencilla de aliviar la tensión es sentirla, con todo detalle, en el cuerpo. Si logramos sentirla de forma desapasionada, sin el temor o la ansiedad habituales, comenzará a deshacerse casi como por decisión propia. No tenemos que «hacer» nada, simplemente sucede.”

Eric Harrison: Aprenda a meditar (Ed. Amat)