domingo, 22 de junio de 2008

ecuanimidad

"Reconocemos las tensiones internas que hemos ido acumulando y que nos hacen sentirnos inquietos, desdichados, y vemos que pueden eliminarse. Poco a poco vamos aprendiendo la forma de disolverlas, y la mente se va volviendo pura, calmada y feliz."

"Nos hemos llegado a implicar de tal manera en el sufrimiento que nos parece antinatural estar libres de él. Pero cuando experimentes la felicidad verdadera, la que proporciona la pureza mental, sabrás que ése es el estado natural de la mente."

"La técnica consiste en la observación sistemática y desapasionada de las sensaciones en uno mismo; dicha observación va desplegando toda la realidad de la mente y del cuerpo."

"La sensación es indispensable para explorar la verdad hasta el fondo. El esfuerzo consiste en observar objetivamente cualquier sensación que se manifieste en el cuerpo, y que puede ser de cualquier tipo. El meditador no busca nada extraordinario, simplemente trata de observar las experiencias físicas ordinarias."

"Tampoco se realiza ningún esfuerzo para descubrir la causa de la sensación, la cual carece de importancia y queda fuera de nuestro interés."

"Cuando comenzamos la práctica, se experimentan a menudo sensaciones burdas, intensas y desagradables que parecen durar mucho tiempo. Al mismo tiempo, pueden surgir emociones fuertes o pensamientos y recuerdos olvidados hace mucho, trayendo con ellos incomodidad mental o física, dolor incluso. Como meditadores, trabajamos con paciencia, sin ningún sentimiento de desánimo, comprendiendo que estas dificultades son el resultado del éxito inicial."

"Estas sensaciones intensas tienden a disolverse en otras más uniformes y sutiles y, finalmente, con la práctica repetida y continua, en meras vibraciones que surgen y desaparecen con gran rapidez."

"He aquí el eslabón en el que se puede romper la cadena. El punto crucial está en la sensación. Cada sensación da lugar a unas reacciones inmediatas e inconscientes que se multiplican y se intensifican hasta convertirse en deseo y aversión, y nos proporcionan desdicha presente y futura. Todo ello se convierten un hábito ciego que se repite mecánicamente."

"Ahora bien, desarrollamos la consciencia de cada sensación, y también desarrollamos ecuanimidad, no reaccionamos. Examinamos desapasionadamente la sensación sin agrado ni desagrado, sin deseo ni aversión."

"Se ha roto la cadena, se ha detenido el sufrimiento. No hay ninguna reacción nueva y, por tanto, no hay causa de la que pueda surgir el sufrimiento. La causa del sufrimiento es la reacción ciega de deseo y aversión, el sankhara. Cuando la mente es consciente de la sensación pero se mantiene ecuánime, no se produce dicha reacción, no habrá causa que produzca sufrimiento. Hemos parado la producción de nuestro propio sufrimiento."

"Todo el esfuerzo se basa en aprender a no reaccionar, a no producir un nuevo sankhara."

Extraído de
William Hart: La Vipassana. El arte de la meditación budista (Ed. Edaf)