jueves, 15 de octubre de 2009

dharma

"Al recién iluminado se le planteó un dilema crucial. Reconoció que: “he penetrado este Dharma, que es profundo, difícil de percibir, difícil de comprender, quiescente, sublime, más allá del razonamiento, sutil, sólo inteligible para el sabio”. Sin embargo, observó igualmente que: “los individuos del mundo se entregan al apego, se hunden en el apego, se deleitan en el apego”. Por tanto, para ellos sería “difícil percibir la enseñanza de la renuncia a todo apego, la erradicación de la avidez, el Nirvana”. Si decidiese enseñarles, no lo comprenderían y este fracaso sólo produciría en el Buda “hastío e infelicidad”. Pero el dios Brahma rogó al Iluminado que mostrase su Darma, pues aún había seres con escasas impurezas capaces de aceptarlo ..."

Aigo Seiga Castro: Pasaje al mandala del Buda (Cuadernos de Budismo nº 70)